Detectores
automáticos para la protección contra incendios
Entre las herramientas
modernas con las que contamos para la protección contra el fuego, se encuentran
los detectores de incendios, que son elementos sumamente importantes ya que
actúan fuera del accionar del hombre, es decir, en forma automática, y esto sin
duda representa su gran ventaja respecto al resto de los equipos.
Cuando llevamos a cabo
un estudio de carga de fuego, tenemos la posibilidad de utilizar además de las
indicaciones legislativas y las normas respectivas que cada país posee
(Argentina el decreto 351/79 de la ley 19587 de Higiene y Seguridad Laboral, y
las Normas Iram de aplicación) respecto al método a utilizar, otras formas de
cálculo, y entre ellas se encuentra el método de Pourt (o Purt), que fue confeccionado
precisamente para indicar el tipo de detección o extinción automática que un
sector de incendios requiere.
Se han desarrollado en
el mundo una serie de dispositivos mecánicos, eléctricos y electrónicos para la
detección de los cambios generados por el fuego para evitar la propagación del
mismo y principalmente para la protección de las personas.
Existen diferentes
tipos de detectores automáticos en función del elemento generado por el fuego
que detectan. A continuación se detallan los diferentes tipos y sus principios
de funcionamiento.
DETECTORES TERMICOS
Los detectores
térmicos son los más antiguos. Comenzaron a emplearse con el desarrollo de
rociadores automáticos. Un rociador es una combinación de un detector de
incendio activado por el calor y un dispositivo extintor; cuando el sistema
rociador incorpora indicadores de caudal de agua conectados al sistema de
control de alarma de incendio. Los indicadores de caudal detectan el flujo de
agua por las tuberías o el subsiguiente cambio de presión cuando el sistema actúa.
También existen
detectores sin función extintora que simplemente hacen sonar una alarma.
Aunque este tipo de
detectores es el más barato y es el que tiene el menor índice de falsas alarmas
del resto de los detectores, su respuesta es más lenta.
Sus mejores
aplicaciones son la detección de fuegos en pequeños sectores restringidos;
donde pueden producirse fuegos con elevado desprendimiento de calor y rápido
desarrollo, en zonas donde las condiciones ambientales no permitan el empleo de
otros dispositivos o donde la velocidad de detección no sea el objetivo
prioritario.
Los detectores
responden a la energía calorífica transportada por convección y generalmente se
sitúan en o cerca del techo. La respuesta se produce cuando el elemento de
detección alcanza una temperatura fija determinada o cuando se llega a una
velocidad específica de cambio de temperatura. Se diseñan para detectar un
cambio predeterminado de una propiedad física o eléctrica de un material o de
un gas.
Existen básicamente
varios tipos: termostáticos, de compensación de velocidad, termovelocimétricos,
neumáticos en línea cerrado, combinados y de efecto termoélectrico.
DETECTORES
TERMOSTATICOS
Se accionan para dar
la alarma cuando la temperatura del elemento operacional alcanza un valor
específico. La temperatura del aire es generalmente mayor que la de regulación
debido a que se necesita un cierto tiempo para que el aire eleve la temperatura
del elemento hasta el valor prefijado. A este fenómeno se lo denomina inercia
térmica. Estos detectores cubren una amplia gama de temperaturas de
funcionamiento que va desde los 57 ºC en adelante.
Los metales eutécticos
o las aleaciones de bismuto, plomo, estaño y cadmio, que funden rápidamente a
una temperatura prefijada, pueden emplearse como elementos operativos para la
detección de calor funcionando como un elemento fusible. Al fundirse el
elemento, se desprende la cubierta del orificio, el agua fluye en el sistema y
se inicia la alarma.
También se emplea un
metal eutéctico para activar un detector eléctrico de calor. El metal se emplea
frecuentemente como soldadura para asegurar un muelle en tensión. Cuando el
elemento se funde, la acción del resorte cierra los contactos y se inicia la
alarma. Los dispositivos que emplean metales eutécticos no pueden reponerse. El
dispositivo o elemento operativo debe reemplazarse luego de funcionar.
Como alternativa a la
detección termóstática del tipo puntual, se desarrollaron varios métodos de
detección el línea.
El detector emplea dos
conductores de acero que se mantienen separados por aislamiento termosensible
en un circuito normalmente abierto. Están bajo tensión y forman un cable único
mediante una vaina trenzada.
Cuando se alcanza la
temperatura de diseño, el aislamiento se funde, se cierra el circuito y se
inicia una alarma. Después de haber funcionado, la sección fundida del cable
debe reemplazarse para restaurar el sistema.
Otro elemento o
dispositivo operativo de este tipo de detectores e la utilización de un
bimetálico. Cuando dos piezas metálicas con distintos coeficientes de
dilatación están adheridas y se calientan, la dilatación diferencial provoca
una flexión hacia el metal de menor coeficiente. De esta forma se cierra un
circuito, abierto en condiciones normales. El metal de menor dilatación más
empleado es el invar, aleación del 36 % de niquel y 64 % de hierro.
Para el de mayor
dilatación pueden emplearse aleaciones de manganeso/cobre/níquel,
níquel/cromo/hierro o acero inoxidable. Los bimetales se emplean como elementos
operativos de distintos detectores de temperatura fija. Generalmente son de dos
tipos: lámina bimetálica y disco bimetálico de acción de resorte.
En los del tipo lámina
bimetálica, cuando se calienta la lámina, esta se deforma en la dirección del
punto de contacto. Con un bimetal determinado, la amplitud del juego entre
contactos determina la temperatura de funcionamiento.
El segundo tipo emplea
como elemento un disco bimetálico de forma cóncava en un estado libre.
Generalmente, se une un colector de calor a la armadura del detector para
acelerar la transmisión de calor desde el aire del reciento al bimetal. Cuando
se calienta el disco, se provocan esfuerzos que invierten la curvatura, la cual
se transforma en convexa. Esto genera una rápida acción que cierra los
contactos de la alarma. El disco no forma parte del circuito eléctrico.
Todos los detectores
de calor que emplean elementos bimetálicos se autorreponen automáticamente
después de funcionar, cuando la temperatura ambiente cae por debajo del punto
de funcionamiento.
DETECTORES DE
COMPENSACIÓN DE VELOCIDAD
Es un detector térmico
que actúa cuando la temperatura que lo rodea alcanza un nivel predeterminado,
independientemente de la rapidez de subida de la misma.
Consiste en una
envoltura tubular de un metal que se expande longitudinalmente a medida que se
calienta y un mecanismo de contacto que cierra cuando se alcanza una cierta
elongación. Un segundo elemento metálico en el interior del tubo ejerce sobre
los contactos una fuerza opuesta que tiende a mantenerlos abiertos.
Las fuerzas están
equilibradas de forma que, a bajas tasas de aumento de temperatura, se dispone
de más tiempo para que el calor se transmita al elemento interior, el cual
impide que los contactos se cierren hasta que todo el dispositivo se ha
calentado al nivel de la temperatura regulada.
Pero si la velocidad
de subida es rápida, no se dispone de tiempo para que el calor penetre en el
elemento interior, el cual ejerce un efecto menor, obteniéndose un cierre de
contactos cuando todo el dispositivo se ha calentado a un nivel inferior. De
esta forma se compensa la inercia térmica. Como en los casos anteriores estos
detectores también se autoreestablecen automáticamente.
DETECTORES
VELOCIMÉTRICOS
Los detectores de
temperatura fija no inician la alarma hasta que la temperatura del aire cerca
del techo no supera el punto de diseño. El detector de velocidad de aumento de
temperatura (termovelocimétrico) funciona cuando la velocidad de incremento
excede un valor prefijado, alrededor de 7.8 ºC por minuto. Se diseñan para
compensar los cambios normales en la temperatura ambiente que se producen en
condiciones habituales.
En un detector
neumático, el aire caliente en el interior de un tubo o cámara se dilata,
aumentando la presión. Esto ejerce una fuerza sobre un diafragma que cierra los
contactos de alarma. Si el tubo o cámara están herméticamente cerrados,
pequeños incrementos en la temperatura ambiente y/o una disminución de la
presión barométrica provocan que el detector actúe independientemente de la
velocidad de aumento de la temperatura.
Para que esto no
ocurra estos detectores tiene un pequeño orificio que libera las sobrepresiones
que se generan cuando se producen lentas subidas de temperatura o caídas de la
presión barométrica. Los respiraderos se dimensionan de forma que cuando la
temperatura cambia rápidamente, como en caso de incendio, la velocidad de
dilatación exceda la de venteo y la presión suba. Cuando la subida de
temperatura excede 7-8 ºC por minuto, la presión se transforma en acción
mecánica mediante un diagrama flexible.
DETECTORES DE TIPO
NEUMÁTICO EN LÍNEA CERRADO
Consiste en un tubo
capilar que contiene una sala especial saturada de hidrógeno gaseoso. A
temperaturas normales la mayor parte del hidrógeno se mantiene en la sal porosa
y la presión en el tubo es baja. Cuando la temperatura, en cualquier punto del
tubo, aumenta, se libera hidrógeno de la sal, subiendo la presión interna y
disparándose un presostato de diafragma. Este sistema vigila la integridad del
tubo capilar con una segundo presostato que controla las bajas presiones
presentes a temperaturas normales.
DETECTORES COMBINADOS
Tienen más de un
elemento para responder al fuego. Se diseñan para actuar por medio de cualquier
elemento o mediante una combinación parcial o total de ambos elementos. Un
ejemplo es un detector térmico que funciona según los principios de temperatura
fija y de velocidad de aumento. La ventaja que presenta es que el elemento
termovelocimétrico actúa con prontitud a un fuego de rápido desarrollo y el
termostático responde a otro de lento desarrollo.
El tipo más común
emplea una cámara de aire hemisférica con venteo y un diagrama flexible, para
la función de velocidad de subida, y una lámina bimetálica o una ballestilla
sujeta por un metal eutéctico, para la función de temperatura fija. Cuando el
elemento termostático alcanza el punto de funcionamiento, la lámina bimetálica
flexa hasta el punto de contacto o bien se funde el metal eutéctico, liberando
el resorte que cierra los contactos.
DETECTORES DE EFECTO
TERMOELÉCTRICO
Este tipo de
detectores es un dispositivo que utiliza un elemento sensor consiste en uno o
más termistores que producen un cambio en la resistencia eléctrica como
respuesta a un aumento de temperatura. Este cambio de resistencia es detectado
por un circuito electrónico asociado y el detector responde cuando la
resistencia varía a una velocidad anormal (detector termovelocimétrico) o
cuando la resistencia llega a un valor preestablecido (detector termostático).
Los detectores
termovelocimétricos de este tipo utilizan dos termistores, uno de ellos
expuesto a cambios de la temperatura ambiente. Cuando la temperatura cambia
rápidamente porque se ha producido un fuego, la del termistor expuesto aumenta
más rápidamente que la del interior de referencia, lo que genera un cambio en
la resistencia que hace que el detector dispare la alarma.
La mayoría de los
detectores termovelocimétricos está diseñada con otra función de temperatura fija,
de modo que aunque la temperatura subiera más lentamente 8 ºC por minuto, el
detector funcionaría cuando el termistor externo alcanzara una temperatura
dada.
DETECTORES DE HUMO
Son detectores que
actúan con mucha más rapidez que uno térmico en la mayoría de los incendios.
Estos detectores se clasifican según su principio de funcionamiento.
Encontramos los de ionización y los de fotoelectricidad. Los que funcionan
según el principio fotoeléctrico responden con más rapidez al humo generado por
fuegos de baja energía (rescoldos), ya que generalmente se producen partículas
de mayor tamaño.
Los que actúan según
el principio de ionización poseen una respuesta algo más rápida a fuegos de
alta energía (con llama), donde se producen elevadas cantidades de partículas
de menor tamaño.
A)
DETECTORES
DE IONIZACION
Son detectores de tipo
puntual. Se constituyen de una pequeña cantidad de material radiactivo que
ioniza el aire en una cámara detectora, convirtiendo el mismo en conductor y
permitiendo que pase una corriente entre dos electrodos cargados. Esto
proporciona a la cámara una conductancia eléctrica bastante efectiva. Cuando
las partículas de humo entran en la zona de ionización, disminuyen la
conductancia del aire, adhiriéndose a los iones, causando una reducción en su
movilidad. El detector responde cuando la conductancia baja de un nivel
prefijado.
B)
DETECTORES
FOTOELÉCTRICOS
El principio utilizado
para este tipo de detectores es aquel que se da cuando la presencia de
partículas de humo en suspensión generadas durante el proceso de combustión,
afecta a la propagación de un haz luminoso a través del aire.
Esto nos permite
detectar la presencia de un fuego de dos formas: por oscurecimiento de la
intensidad luminosa a medida que pasa el haz y por dispersión del haz luminoso.
-
Principio
de oscurecimiento
Los detectores que operan según este principio incorporan una fuente luminosa, un sistema de colimación del haz de luz y un dispositivo fotosensible. Cuando las partículas de humo penetran en el haz, la luz que alcanza el dispositivo fotosensible se reduce y la alarma se activa. La fuente generalmente es un diodo emisor de luz. Constituye una fuente fiable y duradera que funciona con baja intensidad de corriente. Los diodos pulsadores pueden generar suficiente corriente para su uso en equipos detectores, funcionando a niveles de energía aún más bajos.
En
la práctica, la mayoría de los detectores de oscurecimiento de luz son del tipo
haz luminoso y se emplean para la protección de grandes espacios abiertos. Se
instalan con la fuente luminosa en un extremo de la zona que hay que proteger y
el receptor (fotocélula o relé) en el otro extremo. En algunas aplicaciones, se
emplean espejos para determinar la zona de cobertura, dirigiendo el haz según
la trayectoria deseada. Por cada espejo empleado, la longitud nominal del haz
debe reducirse progresivamente en un tercio. Los detectores de haz proyectados
se instalan generalmente cerca del techo.
-
Principio
de dispersión
Cuando las partículas de humo penetran en el haz, se produce dispersión de la luz. Los detectores que emplean este principio son generalmente puntuales. Contienen una fuente luminosa y un dispositivo fotosensible, dispuestos de tal forma que los rayos luminosos no inciden, normalmente, en el segundo. Cuando las partículas entran en la luz, ésta se dispersa sobre el dispositivo fotosensible, provocando la respuesta del detector.
-
Principio
de la cámara de niebla
Un detector según este principio generalmente es del tipo de muestreo. Una bomba de aire aspira una muestra de este, de la/s zona/s protegida/s hacia una cámara de alta humedad dentro del detector. Una vez elevada la humedad de la muestra de aire a un elevado valor, la presión baja ligeramente. Si las partículas están presentes, la humedad se condensa sobre ellas formando niebla en la cámara. La densidad de dicha niebla se mide según un principio fotoeléctrico. Cuando dicha densidad es mayor que un valor prefijado, se produce la respuesta del detector.
DETECTORES DE GAS
Se producen muchos
cambios en el contenido gaseoso ambiente durante un incendio. En ensayos de
incendio se observó que los niveles detectables de gas se alcanzan después que
los de humo y antes que los de calor. Se emplean dos principios de
funcionamiento,
-
PRINCIPIO
DEL SEMICONDUCTOR
Funciona respondiendo
a la oxidación o reducción de los gases que generan sus cambios eléctricos en
un semiconductor. El cambio de conductividad provoca la activación de la
alarma.
-
PRINCIPIO
DEL ELEMENTO CATALÍTICO
Estos detectores
contienen un material que permanece sin cambio, pero acelera la oxidación de
los gases combustibles. El siguiente cambio de temperatura del elemento inicia
la alarma.
DETECTORTES DE LLAMA
Estos detectores
reaccionan ante la aparición de la energía radiante visible para el ojo humano
(aproximadamente entre 4000 y 7000 angstroms) o a la energía radiante que está
fuera del campo de visión humana.
Estos detectores son
sensibles a las brasas incandescentes y a las llamas que radian energía de
suficiente intensidad y naturaleza espectral para motivar la reacción del
detector.
Debido a su respuesta
detectora rápida, suelen emplearse generalmente en zonas altamente peligrosas,
tales como plataformas de carga de combustibles, áreas de procesos
industriales, cámaras hiperbáricas, áreas con techos altos y atmósferas
propensas a explosiones o fuegos rápidos.
Debido a que deben ser
capaces de ver el fuego, pueden ser bloqueados por objetos situados frente a
ellos, aunque el detector de infrarrojos posee cierta capacidad para detectar
la radiación reflejada de las paredes.
-
DETECTOR
DE INFRARROJOS
Consiste
básicamente en un sistema de filtro y lentes que se emplea para apantallar
longitudes de onda indeseables y focalizar la energía incidente en una célula
fotovoltaica o fotorresistiva sensible a la energía infrarroja. Reaccionan al
componente total de infrarrojos de la llama, sola o en combinación con el
parpadeo de la llama en la banda de frecuencia de 5 a 30 Hz.
El
mayor problema en el empleo de este detector que recibe la radiación total del
IR es la posibilidad de interferencia de la radiación solar en la regió del IR.
Si se sitúan en zonas de sombra solar, no es necesario filtrar o apantallar los
rayos del sol.
-
DETECTOR
DE ULTRAVIOLETRAS
Emplea
generalmente como elemento sensible un dispositivo de estado sólido, carburo de
silicio o nitruro de aluminio, o un tubo lleno de gas. Es insensible a la luz
solar y artificial.
CONDICIONES
AMBIENTALES QUE INFLUYEN EN LA RESPUESTA DE LOS DETECTORES
Existen condiciones
ambientales que condicionan la selección, localización y capacidad de respuesta
de los detectores. La elección o emplazamiento inadecuados de un tipo de
detector puede crear problemas, que van desde la ausencia de alarma hasta
excesivas falsas alarmas.
AMBIENTE CIRCUNDANTE
Cuando se elige un
detector para un lugar específico se debe tener en cuenta el ambiente al que va
a estar expuesto en condiciones normales. Por ejemplo un detector de IRA o UV
que se emplee en lugares donde se lleven a cabo operaciones de soldadura con
arco o autógena, puede generar falsas alarmas debido a la presencia de energía
radiante.
Además, los detectores
que responden a partículas de humo son especialmente propensos a falsas
alarmas, de fuentes tales como humos de cocina, cigarrillos o escapes de
automóviles.
CALEFACCIÓN,
VENTILACIÓN Y AIRE ACONDICIONADO
En habitaciones,
edificios, etc donde existe ventilación forzada, no deben colocarse en lugares
donde el aire de los difusores pueda diluir el humo antes de alcanzar al
detector. Deben colocarse de forma que favorezcan el flujo de aire hacia las
aberturas de retorno.
Esto puede que exija
detectores adicionales, puesto que si sólo se sitúan cerca de las aberturas de
retorno, el equilibrio de la zona puede quedar inadecuadamente protegido cuando
se detenga el sistema de aire forzado.
COMO ELEGIR UN
DETECTOR
Al planificar un sistema
de detección de incendios, los detectores deben elegirse teniendo en cuenta los
siguientes factores:
- Tipo
de fuegos potenciales que puedan producirse
- Tipo
y cantidad de combustible presente
- Posibilidad
de fuentes de ignición
- Condiciones
ambientales
- Valor
de la propiedad a proteger
En general, los
detectores térmicos poseen el más bajo costo y tasa de falsas alarmas, pero son
los más lentos de respuesta. Debido a que el calor generado por pequeños fuegos
tiende a disiparse rápidamente, los detectores térmicos tienen su mejor
aplicación en la protección de espacios confinados o directamente a las
distancias recomendadas o con separaciones inferiores para obtener una
respuesta más rápida. La temperatura de funcionamiento de un detector térmico
debe ser al menos 14 ºC superior a la máxima temperatura ambiente esperada en
la zona protegida.
Los detectores de humo
son más costosos que los térmicos, pero responden más rápidamente a los
incendios. Son más adecuados para la protección de grandes espacios abiertos
porque el humo no se disipa con tanta rapidez como el calor en un espacio de
las mismas dimensiones. Se instalan según una disposición en rejilla, o según
las condiciones que prevalezcan en función de las corrientes de aire.
Los detectores de humo
por ionización son útiles cuando se producen incendios con llama. Los
detectores de humo fotoeléctricos tienen una mejor utilización en lugares que
tengan posibilidad de ser afectados por incendios de rescoldos o incendios que
afecten al aislante de cable de pirólisis a baja temperatura (PVC).
Los detectores de
llama ofrecen una respuesta extremadamente rápida, pero se activa con cualquier
fuente de radiación dentro de su campo de sensibilidad. Si se aplican
inadecuadamente, las tasas de falsas alarmas pueden ser elevadas. Debido a que
son dispositivos que necesitan ver el fuego, debe cuidarse que no sean
bloqueados accidentalmente por equipos o materiales almacenados. Su
sensibilidad va en función del tamaño de la llama y distancia de ésta al
detector. Aunque son relativamente caros, son idóneos para proteger áreas con
presencia de polvos o vapores explosivos o inflamables, debido a que
normalmente está dotados de carcasas a prueba de explosiones.
COMO INSTALAR UN
DETECTOR
Una vez elegido el
detector más adecuado, el siguiente paso es instalarlo en la zona que hay que
proteger. Los del tipo puntual se emplazan generalmente no más de 10 cm del
techo o paredes.
Cuando se instalan
detectores térmicos a las distancias certificadas, los tiempos de detección son
aproximadamente equivalentes al tiempo de funcionamiento de los rodicadores
normalizados de 74 ºC del tipo de palanca y varilla. Si se desea una respuesta
más rápida, se debe reducir la separación del detector. También, cuando los
techos sean altos, o cuando su construcción no sea lisa, la separación debe
reducirse adecuadamente.
La norma NFPA 72 E-
Norma para los detectores automáticos de incendio- establecen mayor información
específica sobre la instalación de detectores.
-
SEPARACIÓN DE DETECTORES TÉRMICOS EN
TECHOS ALTOS
Debido a que el aire
al ascender durante el incendio es diluido por el aire frío, se ha creído
siempre que los detectores térmicos deberían ser instalados muy juntos en
techos altos para conseguir el mismo tiempo de respuesta que el que
proporcionarían en un techo de 2,5 a 3 metros de altura. Los datos de múltiples
ensayos demuestran que los detectores térmicos deberían estar más juntos,
cuando se instalan en un techo alto, para alcanzar el mismo tiempo de respuesta
que si estuvieran en techos de 3 metros. La norma NFPA 72 E exige la reducción
de la separación cuando los detectores de calor están montados en techos de más
de 3 metros de altura.
Cuando se instale
cualquier tipo de detector térmico, deben tenerse en cuenta las fuentes de
calor en el espacio protegido que podrían causar falsas alarmas. Por ejemplo,
los detectores térmicos deberían situarse apartados de unidades calefactoras y
hornos, de donde se espera salgan oleadas de aire caliente.
La instalación
adecuada para los detectores de humo es más importante que la de los detectores
térmicos, debido a que en un incendio de rescoldos, el transporte de humo está
fuertemente influenciado por la corriente de aire convectiva en la zona
protegida. A pesar de que se pueda instalar una parrilla, como punto de
arranque, debe tenerse cuidado en colocar adecuadamente los registros de
suministro de calor y los de retorno del aire. Los detectores de humo deberían
colocarse aparte de las turbulencias producidas por las salidas de aire
caliente. Su colocación debería favorecer el aire de retorno, debido a que el
aire de retorno dirigirá el humo hacia el detector, y que la velocidad del aire
de regreso, tiende a ser menor.
-
APLICACIONES ESPECIALES
Los detectores de humo
de conductos de aire se instalan en los conductos de retorno de los sistemas
HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado), procedente de un fuego en
el edificio. Detectado el incendio, el sistema de control asociado detiene los
sopladores de circulación, o los invierte a situación de escape de humos.
Se emplean también
dispositivos activados por humo para cerrar automáticamente puertas contra
incendios en edificios, a fin de limitar la propagación del humo en caso de
incendio. Esto puede conseguirse con detectores montados en el techo de los
corredores, conectados a dispositivos de apertura situados en las puertas y
activados eléctricamente, o mediante detectores de humo integrados en las
propias puertas.
Cuando se instalen
detectores de humo, debe considerarse también la estratificación del humo. El
humo puede estratificarse debajo del techo, debido a grandientes de
temperatura, o a corrientes de aire a lo largo del techo. La instalación de
detectores de gas es similar a la de los de humo puesto que los gases del
incendio tienden a circular con el humo y se ven afectados de forma similar por
las corrientes de convección en el espacio protegido. Deben emplazarse también
lejos de fuentes de gases o vapores oxidables, tales como por ejemplo,
disolventes hidrocarbonados o rociadores de aerosol, que podrían causar falsas
alarmas.
Los requerimientos de
los detectores de llama son distintos a los de calor o humo, que las distancias
de separación no son importantes para los dispositivos de línea de
visualización. Deben emplearse de forma que puedan ver la radiación luminosa
que emane de cualquier punto del espacio protegido. Debido a que el cono de
visión varía según el diseño del detecto , deben seguirse las recomendaciones
del fabricante para la cobertura de la zona. Necesitan apantallarse o situarse
de forma que lo vean fuentes de energía radiante que no procedan de fuegos y
puedan provocar falsas alarmas.
Comentarios
Publicar un comentario